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          El coche “verde” en 2020: ¿esperanza o realidad?


          Así es como se titula, en libre traducción, un estudio elaborado por la consultora J. D. Power and Associates sobre las perspectivas de futuro en lo que a la evolución de las ventas de vehículos eléctricos/híbridos se refiere. Por su indudable interés, vamos a desgranar de forma resumida en esta entrada las principales exposiciones y conclusiones de dicho estudio.
          En 1995, tras casi 100 años de historia, el parque de vehículos de pasajeros en todo el mundo superó la cifra de 500 millones de unidades, la mayoría de los cuales circulaban por vías de países desarrollados, como la zona norteamericana o la europea occidental. Sin embargo, otras zonas se han subido al carro del desarrollo haciendo que el parque automovilístico haya alcanzado en 2010 casi los 900 millones de unidades, estimando que los “mágicos” 1.000 millones se alcancen en 2015. Visto de otra forma, doblar la cifra que costó casi un siglo alcanzar apenas llevará ahora 20 años.
          Ese desarrollo, que trae indudables ventajas (avances tecnológicos, creación de empleo y riqueza, etc.), tiene también consecuencias negativas, como son la dependencia de un combustible fósil que tiene fecha de caducidad o el incremento de las emisiones contaminantes producidas por los tradicionales motores de combustión interna. El consenso no existe entre los expertos a la hora de determinar las reservas de petróleo existentes, pero al menos todos están de acuerdo en que es un recurso finito por lo que habrá que buscar otras fórmulas para “mover el mundo”. Tampoco hay unanimidad en torno a la forma en que las emisiones de los automóviles podrían contribuir al cambio climático, aunque sí en que dichas emisiones son la mayor causa de la contaminación del aire en detrimento de la calidad de vida y la salud de humanos, animales y plantas.
          Con semejantes retos, los fabricantes llevan varios años trabajando en el desarrollo de tecnologías que reduzcan consumos y emisiones, a la vez que investigan la forma de hacer viable en todos los sentidos al vehículo eléctrico. No hay más que echar un vistazo a los eventos del sector durante la década pasada (Detroit, Frankfurt, Shanghai, Tokio, Madrid…) para ver la relevancia que da la industria del sector a las nuevas fuentes energéticas, sobre todo a las que se centran en la electricidad. No obstante, los motores de combustión interna seguirán jugando un importante papel en los próximos años precisamente por las mejoras en su eficiencia (sistemas de arranque y paro automáticos, desactivación de cilindros, turboalimentación, etc.), independientemente de que todos asumamos que el coche eléctrico será el protagonista en el futuro.
          Lo que ocurre es difícil imaginar que el coche eléctrico esté mañana llenando las carreteras del planeta, de ahí que las conclusiones del estudio de J. D. Power se muevan entre la esperanza que todos tenemos depositada en la electricidad como fuente de energía de nuestro coche y la realidad de que impone la física y la velocidad que se pueda imprimir a la investigación en este campo.
          En 2010, de los 44,7 millones de automóviles que se estima serán vendidos, aproximadamente un 2,2% (954.000) serán vehículos movidos en parte (híbridos) o totalmente (batería) por energía eléctrica. Para 2020, cuando se cree que el parque automovilístico habrá superado los 1.200 millones de unidades, las previsiones son de unas ventas en los doce meses de casi 71 millones de vehículos, de los cuales 5,2 millones (7,3%) serán eléctricos de una forma u otra.
          Jugar a las adivinanzas es difícil, pero que esas cifras sean modificadas a favor del coche eléctrico dependerá de diversos factores, casi todos fundamentados en la batería: alargamiento de su vida útil, incremento de su autonomía, reducción de su coste, desarrollo de la infraestructura necesaria para su recarga y, quizá lo más difícil, la aceptación de las nuevas tecnologías “eléctricas” por parte de los consumidores, que no siempre las comprenden y confían en ellas.


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          Información que “pone” en el lugar adecuado




          Permita el lector que nos tomemos la libertad de ofrecer hoy dos informaciones sobre diferentes materias: medio ambiente y seguridad vial. No pretendemos sentar cátedra, destacar, aleccionar… pero sí llamar la atención sobre dos hechos que apenas han trascendido en la mayoría de los medios de comunicación en España.
          Nissan Leaf
          Una de las formas en las que los consumidores obtienen información para tomar decisiones de compra viene de la estadounidense EPA (Environmental Protection Agency – Agencia de Protección del Entorno), que realiza pruebas a todos los automóviles que se comercializan en el país norteamericano para luego etiquetarlos en función de parámetros como el consumo de combustible o las emisiones contaminantes.
          Para sorpresa de los pocos que han conocido la noticia, dicha agencia gubernamental ha calificado como “contaminante” al Leaf, modelo de propulsión totalmente eléctrica fabricado por Nissan y puesto a la venta recientemente en EE.UU.. De hecho, el citado modelo ocupa el primer lugar en la clasificación que comprende a todos los vehículos de tamaño medio como el que menos consume y mejor respeta el medio ambiente, con un consumo combinado de 99 millas por galón (algo menos de 2,4 l/100 km, con emisiones de CO2 equivalentes de 58 g/km).
          Y fue, al parecer, sorpresa porque muchos olvidan que producir la energía eléctrica que posteriormente utilizará cualquier vehículo eléctrico también produce emisiones contaminantes, aunque en menor medida que los automóviles equipados con motores de combustión interna o híbridos.
          El caso es que la EPA ha buscado una manera de mostrar la equivalencia entre las cantidades de energía necesarias para mover un coche eléctrico y uno convencional, a través de una fórmula que equipara 33,7 kWh a un galón de gasolina (unos 8,9 kWh por litro). Obviamente, la fórmula no sirve para todos los casos igual puesto que influye desde la actitud en la conducción hasta cómo se produce la energía eléctrica, pero sí es indicativa sobre lo que cuesta “medioambientalmente” que un automóvil eléctrico circule por las carreteras.
          Además, las pruebas que realizadas por la agencia en cuestión han desvelado también otras cifras: cargar la batería del mencionado modelo lleva siete horas en una terminal de carga de 240 V y 20 en una conexión doméstica de 120 V (voltaje este último el más utilizado en EE.UU.); además, ha dejado la autonomía en 73 millas (117,5 km), un valor algo alejado del anunciado por la marca: 100 millas, algo más de 160 km. También estimó un gasto anual de 561 dólares (428 euros) en la compra de energía, basándose en un recorrido anual de 15.000 millas (24.140 km) y un precio de 0,11 dólares (unos 8 céntimos de euro) el kWh.
          Por cierto, no se molesten en buscar en las bases de datos del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía) español información sobre el “coste medioambiental” de los eléctricos que se comercializan o lo harán próximamente en España.
          Radio-Televisión de Castilla-La Mancha
          Para este asunto seremos más breves, ya que la imagen es lo suficientemente explícita:
          Felicidades a los trabajadores del ente público por la “naturalidad” con la que tratan los asuntos de seguridad vial y, por favor, si es posible, hagan igual de pública la forma de dar las órdenes correspondientes a los agentes de policía: mi empresa aún no ha celebrado la cena de Navidad.

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