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          y2a -La paradoja alemana

          La paradoja alemana

          Actualizado 21-06-2008 10:30 CET

          Alemania parece liderar la lucha contra el cambio climático. Su industria de energías renovables está marcando el rumbo, y la canciller alemana, Angela Merkel, impulsa en las conferencias internacionales ambiciosos objetivos para reducir las emisiones de CO2. Pero en el país de BMW, Mercedes, y de la velocidad sin límites en autopista, el lobby de sus empresas automovilísticas (sector de bandera) presiona.

          Hace pocos días, la organización ecologista alemana Deutsche Umwelthilfe fijó su atención en las subvenciones para grandes coches: subvenciones del Gobierno alemán de hasta 65.000 euros del precio de compra al adquirir un Porsche Cayenne de más de 130.000 euros, ¿Imposible? ¡No en Alemania!

           

          Sólo hace falta ser empresario y comprarlo como coche oficial. Entonces, los impuestos de esos 130.000 euros se reducen hasta llegar a un precio de compra de 65.000. No es de extrañar, pues, que tan sólo un tercio de los coches nuevos en Alemania se vendan a personas privadas, el resto se compra vía empresa.

          Mientras tanto, otros 14 países europeos, al contrario que Alemania, penalizan con impuestos los coches con emisiones altas de CO2. Por ejemplo, un Porsche Cayenne (385 CV) que emite 358 g de CO2/km, debe pagar una penalización de 53.460 euros en Noruega y 9.980 euros en España. Incluso los estadounidenses, otra meca de los coches de lujo, han entendido estas señales y por ejemplo, General Motors (GM) ha anunciado un "cambio radical" en la dirección de la empresa hacia coches más pequeños: cuatro de sus localizaciones para producción de grandes vehículos y pick-ups cerrarán sus puertas como consecuencia del hecho de que los coches de mayor potencia y consumo se venden cada vez menos. Mientras GM se despide de su legendario Monster Truck Hummer (max. 397 CV), Audi, el tercer productor más importante de coches de altas prestaciones en Alemania, anuncia su Ultimative Performance SUV, un coche de 500 CV con emisiones de 315 g CO2/km como demostración de su fuerza y eficiencia.

          ¿La normativa ecológica que afecta a los coches pondrá fin a esta carrera de potencia de los alemanes? BMW, Audi o Mercedes, ante la presión actual, invierten cada vez más en investigación, ya que las grandes se lo pueden permitir. A veces empujados por fundaciones filantrópicas como X-Prize, que pagará 10 millones de dólares al ganador de la carrera ecológica de 2010: se recompensa la eficiencia, medida en consumo (menos de 2.35 l/100 km) y emisiones de CO2 (menores de 120 gr/km), además de demostrar que el modelo ganador puede producirse a precio asequible.

          Coches más eficientes y no asequibles ya existen: la tecnología, muy cara, incluye motores eléctricos en cada rueda, chasis multimateriales (con fibra de carbono, aluminio), formas exteriores cambiantes que mejoran la aerodinámica… Todo, con el objetivo de aligerar el peso del vehículo. Así, por ejemplo, el modelo BMW 635 D (286 caballos) ya incluye algunas de estas innovaciones y sustituye las numerosas poleas antes necesarias para el funcionamiento de ventilador, servodirección, y otros componentes, por una sola, que mueve el alternador, produciendo electricidad, que alimenta al resto de componentes, y que sólo se activa cuando se desacelera, es decir, aprovecha la energía de frenado para generar electricidad. Con un consumo de 6,9 l/100 km, en torno a un 40% menos que el mismo coche sin tanta inversión en tecnología, este diésel alcanza la máxima potencia con el menor consumo, a un precio mínimo nada asequible que ronda los 100.000 euros. Resulta muy caro no contaminar.

          Así pues, incluso en los países con más conciencia ambiental se producen estos contrasentidos. Si quieres comprar un coche de gran cilindrada, los impuestos no serán una preocupación para el comprador y entonces volvemos a entrar en el círculo vicioso del medio ambiente: si compensa pagar el daño, el daño se seguirá haciendo.

          El motor de gasolina está en entredicho y a los amantes del motor les levanta ampollas que se limite la potencia. El precio del petróleo en constante aumento tal vez sea el único acicate para que innovación y tecnología produzcan una verdadera eficiencia a la hora de usar los escasos recursos que van quedando.


          * Amanda del Río es ambientóloga y trabaja en la Fundación Global Nature

          (Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).