El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio es el departamento del Gobierno de España encargado de la propuesta y ejecución de las políticas en materia de desarrollo e innovación industrial, comercial, de la pequeña y mediana empresa, energética y minera, de turismo, de telecomunicaciones y de la sociedad de la información. Su titular es el licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y también (Ph. D.) por la Universidad de Minnesota (EEUU), Miguel Sebastián Gascón.
Este miembro del Gobierno, que teóricamente se dedica a la función pública para trabajar por el bien de los españoles, tuvo el desparpajo hace un par de días de declarar en una rueda de prensa que ‘el automóvil eléctrico es “una apuesta a largo plazo” y de la que puede depender la “salvación” de Europa’.
El ministro, que -entre otras labores- redistribuye la riqueza mediante el reparto de subvenciones para que todos los españoles colaboren sí o sí en el pago del medio de transporte de los pocos que se decidan a adquirir un automóvil eléctrico, también expresó su deseo de ‘prorrogar hasta 2012 las ayudas para la adquisición de vehículos eléctricos, con el fin de poder gastar el próximo año el presupuesto que, dada la escasa demanda, no se ha gastado en 2011′.
Además, precisó que ‘no es el Gobierno, sino las empresas, quien “está detrás” de la oferta de este tipo de automóviles; “todos los productores han ido retrasando sus planes” en esta materia’,y afirmó ‘que desconoce si esto se debe a la crisis económica o al propio ritmo de la “innovación” requerida para este tipo de vehículos’. Por ello, ‘el Ejecutivo “debe ir por delante, dado que esta es una apuesta “que necesita del apoyo publico inicial para que salga adelante”‘.
El mismo Ejecutivo que, amparando al pobre ciudadano que al parecer no es capaz de tomar decisiones por sí mismo a la hora de adquirir un automóvil, decidió que en 2011 se tenían que vender 20.000 coches eléctricos, para lo que puso en marcha mediante la legislación oportuna un plan dotado con 72 millones de euros, vigente hasta el 30 de noviembre, para estimular el mercado de coches eléctricos. Lamentablemente la realidad se ha encargado, una vez más, de destrozar la previsión del Gobierno: a 31 de octubre las ventas de este tipo de vehículos no han llegado ni a las 300 unidades.
En resumidas cuentas, la intención del Gobierno es, independientemente de que la tecnología haya avanzado lo suficiente o de las preferencias de los consumidores, seguir dedicando esfuerzos y recursos a algo que por ahora no funciona, y hacerlo además en una coyuntura económica que no permite -no debería permitir- ningún despilfarro. Maldita pólvora del rey.
En Top-Motor siempre hemos dejado ver nuestra inclinación por los automóviles eléctricos, sobre todo después de haber podido conducirlos; pero también somos de los que piensan que es cada individuo el que tiene que tomar la decisión de compra y -por supuesto- realizar su pago, sin que nadie más se vea obligado a ayudar a ese comprador.
Porque mientras el Gobierno expresa sus buenos deseos medioambientales, el acusado envejecimiento del parque automovilístico español -debido a la fuerte caída de las ventas- solo sirve para consumir más carburante, contaminar más y, lo que es peor, disminuir la seguridad vial, aspecto este último que siempre ha sido considerado muy importante desde laDirección General de Tráfico a la hora de multar -o a la hora de denunciar carteles de películas foráneas- y menos desde otras instancias públicas cuando se trata de jugar con los límites de velocidad, por ejemplo.
Y es que a la vez que la Administración se dedica a repartir lo previamente obtenido vía impuestos en asuntos inviables e incluso injustos, las ventas de automóviles en el pasado mes de octubre han vuelto a caer, esta vez casi un 7%, lo que -según ANFAC y GANVAM- hará que a finales de año la cifra final quede en torno a las 800.000 unidades, similar número al de hace unos 20 años.
Ambas organizaciones han vuelto a alertar sobre la antigüedad del parque automovilístico, en el que un 43% de los turismos tiene más de diez años, sobre la insostenible situación de la red comercial -su rentabilidad media en el primer semestre de 2011 fue del -0,8%- con la consiguiente amenaza de pérdida de -más- puestos de trabajo y sobre las cada vez mayores dificultades para obtener financiación en la compra de un coche. Impresionante panorama, ¿no creen?
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