Teoría del pico de Hubbert 4 de 6 ( segun wikipedia)
La solución de mercado [editar]
Una solución de mercado se basa en la creencia que la escalada de los precios del petróleo debido a la escasez de este estimulará las inversiones en las tecnologías que reemplacen el uso de carburantes, hagan más eficiente la extracción del crudo e incrementen la productividad. El reto económico en un entorno de agotamiento de los viejos recursos es que la investigación en energías alternativas necesita de combustibles fósiles para su realización. Los críticos argumentan que la escasez de combustibles hará estas investigaciones más caras, incrementando el coste del desarrollo de las nuevas tecnologías en la misma medida.
A medida que los costes energéticos aumentan estos pueden llegar a superar los costes laborales y, a largo plazo, los tipos de interés bajarían en conjunción con la caída de la productividad de una economía carente de energía. Algunos creen que otras fuentes de energía podrían hacerse más atractivas. A pesar de todo, los críticos afirman que la solución de mercado se equivoca al formularlo todo en términos puramente monetarios, ya que, en sus valoraciones, consideran únicamente el precio del petróleo, cuando en realidad el aspecto importante a tener en cuenta es la eficiencia energética (el balance entre energía invertida para la extracción y el refino frente a energía extraída).
Los que apoyan la solución de mercado contrargumentan que con más dinero es posible encontrar soluciones alternativas.
Los críticos abogan por un modo de actuación más previsor que dejar actuar al mercado en espera de que este y la mano invisible resuelvan los problemas que se vayan planteando. Argumentan que el dinero y los combustibles fósiles actuales deberían usarse para obtener soluciones a largo plazo realmente sustitutivas y alternativas ahora que aun hay tiempo para maniobrar y corregir los errores. Esperar a las reacciones del mercado puede hacer que sea demasiado tarde cuando se pretenda actuar para paliar los efectos de la escasez. En opinión de estos mismos críticos, dejar hacer a ver qué pasa es jugar a la ruleta rusa en un experimento global que sólo se puede realizar una vez en el que el colapso total es una de las posibilidades a contemplar, un riesgo que la humanidad no debería permitirse asumir.
Otros identifican al mercado como un agente económico que más que encontrar soluciones agravará aún más la situación. Tradicionalmente el resultado de toda crisis es que los pocos beneficiados por ésta buscan el beneficio cortoplacista, en este caso serían los suministradores de crudo. El mercado podría aprovecharse de la escasez del recurso y fomentar incluso una artificial escasez de las fuentes de energía alternativas enriqueciendo a unos pocos en vez de facilitar la transición a estas nuevas fuentes por lo que podría suponer pues un freno más.
Los anteriores periodos de escasez, en el crack del 29 o en la crisis del petróleo de 1973, por ejemplo, se debieron más a coyunturas económicas y políticas que a escaseces reales. Cuando ésta llegue y sea real muchos piensan que el mercado no actuaría sino como una sinergia negativa empeorando la crisis y haciendo que empresas o industrias que en principio no se debieran ver tan afectadas por la crisis fueran arrastradas por las interrelaciones del mercado que hacen que toda la economía esté estrechamente entrelazada pudiendo caer como un castillo de naipes cuando algo falla. Finalmente toda la estructura incluso la de los que se beneficiasen en los primeros momentos podría verse afectada.
Hasta ahora este supuesto freno del mercado hacia soluciones alternativas que palíen nuestra dependencia del petróleo parece confirmarse en la motivación de las grandes potencias como los EEUU de seguir extrayendo y quemando crudo hasta la última gota sin atender ni a los problemas climáticos ni a los de una futura escasez. Así mismo en los propios EE.UU. los automóviles de alto consumo están más exentos de impuestos que los vehículos pequeños para favorecer justamente a la decadente industria automovilística de Detroit.
También se afirma desde ámbitos liberales que los agoreros ya se han equivocado otras veces previendo catástrofes malthusianas y que esta vez no será diferente ya que se encontrarán alternativas que permitirán sortearla de nuevo. E incluso aunque estas alternativas no existan seremos capaces de mejorar los rendimientos obteniendo más servicios con menos energía. Los críticos replican que estos razonamientos han sido hasta ahora ciertos y puede que incluso realmente exista algún pequeño cambio revolucionario que alargue la llegada de la escasez real de recursos pero afirman que esta inevitablemente llegará porque ni se pueden aumentar los rendimientos hasta el infinito ni se pueden explotar recursos infinitamente más allá de su agotamiento. Las leyes físicas, como las de la termodinámica, acotan necesariamente el rendimiento máximo que se puede obtener y por ende la mejora posible en la eficiencia energética. Una comparación sencilla sería la precisión matemática, sobre el papel, pero total imposibilidad física, en la práctica, de la paradoja de Zenón en la que Aquiles no llega a terminar de recorrer jamás los metros que la separan de la meta. La realidad es que tarde o temprano Aquiles llega a la meta. Los críticos afirman que si la población y el consumo per cápita siguen aumentando nos abocamos al suicidio y que la única solución factible pasa por reducir el consumo y, quizá también, la población porque irremediablemente llegaremos a la meta, es decir al agotamiento técnico de los recursos energéticos disponibles.
Para ver discusiones sobre este tema ver:
- Noticia de la página crítica Crisis Energética que se hace eco de las teorías de la solución de mercado
- Artículos de José Carlos Rodríguez defendiendo la solución de mercado: los agoreros fallan siempre, Porqué no nos quedaremos sin petróleo y en una serie de artículos recogidos aquí.
- Foros de discusión liberales sobre el tema: Debate sobre recursos y Put your money where your mouth is
- Foro de discusión en Crisis Energética
- Artículo crítico con la solución de mercado en el que se la compara con la aplicación previa de medidas preventivas.
Incremento de la eficiencia en el uso de combustibles [editar]
Una subida moderada de los precios del petróleo normalmente estimula el incremento de la eficiencia del consumo de combustible en el transporte. Algunos creen que esto pospondría y atenuaría el impacto de una escasez severa de crudo. Por ejemplo, algunos gobiernos podrían ordenar un mínimo de eficiencia estándar para los automóviles. También podrían incentivar el cambio a otras formas de transporte que no fueran directamente dependientes del petróleo. La electricidad, en particular, puede generarse a partir de un número variado de fuentes diferentes. Esto podría favorecer el uso de transportes como los ferrocarriles, tranvías, trolebuses y los vehículos híbridos en detrimento de los medios totalmente dependientes de los carburantes tradicionales como los camiones, los automóviles y los aviones. Para viajes cortos de entre 5 a 10 km las bicicletas podrían convertirse en el medio preferido y para desplazamientos largos la combinación de bicicletas y trenes sería la solución más económica.
A pesar de todo, un incremento de la eficiencia en el uso de los combustibles podría, de hecho, agravar el problema. Este fenómeno es conocido como la paradoja de Jevons según la cual los estados que a través de mejoras tecnológicas aumentan la eficiencia en el consumo de un recurso acaban aumentando el consumo total de dicho recurso en vez de reducirlo. En todo caso, esta paradoja ha sido válida en la medida en que no había escasez real. En un entorno de carestía energética es de esperar una actuación mucho más firme y decidida de los gobiernos por reducir el consumo en términos absolutos. Una mejora en la eficiencia permite realizar también más trabajo con menos combustible lo que permite a la sociedad soportar precios del petróleo más altos que antes. Este hecho podría incentivar y acelerar la extracción del crudo agravando más aún la situación de agotamiento. Por otro lado, si el precio por barril aumenta al mismo nivel que lo hace la eficiencia no se generará más capacidad de consumo así que la demanda se mantendrá. Finalmente, si el precio se incrementa por encima de la eficiencia se perderá capacidad de consumo y la inflación se disparará a la vez que la demanda de crudo disminuye.
Una vez que el ritmo de extracción del petróleo no pueda aumentar paralelamente al incremento de la demanda, es decir cuando el pico del petróleo se haya alcanzado, la paradoja de Jevons dejará de ser aplicable. El precio del petróleo seguiría subiendo pero la cantidad de combustible disponible para la economía seguiría siendo la misma o menos. Esto significa que, a partir de ese momento, cualquiera que pretenda mantener los estándares de vida tendrá que ser cada vez más eficiente en el uso de la energía. En conclusión, altos precios fomentan la eficiencia lo que puede revertir en un ahorro substancial del recurso energético y una bajada de los precios lo cual desincentiva la eficiencia y hace que la paradoja de Jevons vuelva a tener efecto.
siguiente capitulo el martes que viene. ( no obstante esta completo en wikipedia)