Ahorrar combustible en la conducción
- Por CARLOS ASTORELLI
- 9 de noviembre de 2009
Optimizar el rendimiento
Si los conductores aplicaran las técnicas recomendadas por profesores y técnicos, se ahorraría 160 euros anuales por cada automovilista
Recursos para el ahorro
Moderar acelerones y frenazos, controlar las revoluciones del motor, cambiar el modo de conducción según el terreno y mantener una distancia de seguridad en carretera que optimice la energía empleada por el vehículo son sólo algunas de las pautas que se deben seguir para lograr una conducción responsable con el medio ambiente y económica. La lista de recomendaciones abunda en detalles que, en su mayoría, se pasan por alto: circular en cuarta marcha a partir de 40 kilómetros por hora en vez de hacerlo en tercera, ahorra un 10% de carburante. Si se circula en quinta marcha a partir de 50 kilómetros por hora, el ahorro sube hasta el 20%, según la cilindrada del coche. Las revoluciones por minuto óptimas oscilan entre 1.500 y 2.000 en motores diésel, y entre 2.000 y 2.500 en motores de gasolina.
Arranque del coche: se debe arrancar sólo con el giro de la llave, sin pisar el acelerador, e iniciar la marcha de manera inmediata. En los vehículos de gasóleo, en cambio, esperar cinco minutos antes de ponerse en movimiento mejora el rendimiento posterior del motor.
Marchas: la primera velocidad se debe utilizar sólo para mover el coche, hay que cambiar rápido a la segunda. No es necesario pisar el acelerador antes, ya que se aumenta el consumo de manera considerable.
Neumáticos: si la presión de los neumáticos está baja, aumenta la necesidad de tracción y, por tanto, el consumo. No obstante, el exceso de aire puede hacer perder estabilidad en las curvas.
Aire acondicionado: un uso excesivo puede incrementar hasta en un 20% el gasto de carburante.
Cabina: circular con las ventanillas bajadas a 100 kilómetros por hora incrementa un 5% el consumo.
Baca: el uso de este elemento varía hasta un 30% el consumo, incluso aunque no esté cargada. Es conveniente retirarla siempre que no se vaya a usar.
Parada del motor: las recomendaciones generales aconsejan apagarlo si se piensa detener el viaje más de un minuto.
Frenar: en carretera, la manera más adecuada de frenar es aprovechar la inercia del coche en la marcha adecuada. El empleo del embrague debe limitarse a los momentos en los que el coche comience a calarse, no antes.
Motor: la limpieza del aceite y del filtro de aire originan una combustión eficiente. Lo mismo sucede con las bujías. Cuando están libres de residuos, los electrodos funcionan mejor y disminuye el gasto de carburante en cada chispazo.
Trayectos: el 45% de los viajes que se realizan tienen una distancia inferior a tres kilómetros. Mientras que en carretera el gasto medio es de 10 litros cada 100 kilómetros, en los trayectos cortos, el consumo se eleva a 20 litros por cada 100 kilómetros.
Acelerones y frenazos: conviene evitarlos; si se conduce a gran velocidad, hay que anticipar los cambios con un margen de tiempo mayor. Al acercarse a un cruce, si una persona tiene intención de pasar al otro lado de la calle, es fundamental detectarlo y levantar antes el pie del acelerador para que el coche llegue con su inercia. De la misma manera, una distancia adecuada de seguridad con el coche que circula delante ayuda a lograr una velocidad regular y un ahorro de entre un 10% y un 15%.
Pendientes: la forma más económica de conducir por estas zonas consiste en lograr marchas lo más largas posible, es decir, el pedal de acelerado apenas se pisa. En estos casos, los cambios de marcha se deben hacer a mayores revoluciones.