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Asociación de expertos en electrónica apuesta por el coche de hidrógeno
La VDE (Verband der Elektrotechnik Elektronik Informationstechnik - Asociación de electrotécnica, electrónica e informática) es una de las mayores asociaciones europeas de empresas y profesionales del mundo de la electrónica.
A bote pronto, cabría pensar que tienen mucho que decir (teóricamente a favor) en la actual moda que se ha desatado por los coches de pilas. Pero en su último informe presentado sobre “Sistemas de distribución de electricidad con un elevado componente de energías renovables” apuestan, sin ningún género de duda, por los coches de hidrógeno.
Puede parecer contradictorio, pero veamos su razonamiento, que considero de lo más sensato:
Una de las características (que mucho preferirían tachar de problema) de la producción de energía eléctrica mediante fuentes renovables es la dificultad para sincronizar las fases de mayor producción con las de mayor demanda. Esto es muy típico de la producción eólica, ya que el viento sopla cuando quiere, no cuando debe. Otro tanto se puede decir de la energía solar. Esto provoca periodos en los que la producción está muy por encima de las necesidades momentáneas de la red.
¿Qué ocurre con esa energía sobrante? Aunque en España la medida habitual es detener algunos de los molinos de viento para disminuir la producción, en países como Alemania (mucho más experimentados en este campo, y no digamos ya en energía solar a pequeña escala) ese exceso de electricidad se suele vender a países vecinos a precios mucho más baratos. En agunas ocasiones, directamente la regalan.
Lo ideal sería poder almacenar esa energía para poder emplearla en otro momento. ¿De qué forma? ¿En baterías como las del teléfono móvil pero del tamaño de una casa? Me temo que no. La mejor manera es hacerlo en forma de hidrógeno (y no lo digo yo; lo dicen los del VDE, que de todo lo que tenga que ver con electrones saben un güevo).
Resultado: hidrógeno (producido con energía eléctrica que, hoy por hoy, se suele desperdiciar o malvender) y que serviría para alimentar un parque cada vez mayor de coches de hidrógeno.
Según el informe, la infraestructura necesaria para crear una red de estos “almacenes energéticos” se podría construir de forma rápida y flexible,y de forma conjunta con las estaciones de repostaje en las carreteras. Solo hace falta que se pongan de acuerdo las empresas eléctricas, las de distribución de combustibles, los fabricantes de vehículos y, por supuesto, esos servidores públicos que responden al nombre de políticos. Y, de paso, también algunos periodistas “expertos” que parecen no querer enterarse de que la mayoría de los pinchazos se pueden arreglar.
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